Tres días son un plazo insuficiente para dar forma a un equipo. Es algo que Pacheta sabía desde que asumió el reto de hacerse con las riendas del Oviedo. Por eso se lo toma con naturalidad. Sin apenas tiempo para asentarse en la ciudad y de adaptarse al nuevo cargo, la labor del técnico burgalés radica ahora en traducir en hechos las buenas intenciones. El técnico ha repetido con insistencia en sus primeras sesiones conceptos como presión, agresividad y ritmo de juego. Ahora toca plasmarlo ante el Eibar.
«Estoy feliz, encantado con el ritmo de trabajo, la ilusión y el empuje de los jugadores», confiesa Pacheta. Una satisfacción que debe traducirse en el terreno de juego en unas características bien definidas: «Tenemos que ser firmes y duros. Quiero que el equipo muerda y esté junto. Hay que creer que no somos tan malos».
La visita del segundo clasificado en la Liga nunca es una cita cómoda. Pacheta prefiere, sin embargo, centrarse en los puntos fuertes de su equipo como clave en la victoria. «Mis jugadores son mejores que los del Eibar, estoy seguro. Tengo que convencerlos de que no miren a la clasificación sino a los ojos del jugador rival. Tienen que ser superiores al rival en el uno contra uno, en el duelo, en ganas... En todo», asevera.
Para lograr el primer objetivo, el nuevo entrenador tiene claro el guión a seguir por su equipo: «Tenemos que ir a por el Eibar con nuestras armas. Si después esas armas no nos llevan a la victoria, habrá que analizar por qué hemos perdido, pero estoy seguro de que vamos a ganar si no cometemos los errores que el Eibar suele aprovechar».
El técnico se atreve además a asegurar el perfil del equipo que verá el Carlos Tartiere. «Vamos a observar un equipo que va a correr, empujar y apretar. Mi objetivo es que vaya con las líneas juntas, que no es sencillo, pero tiene que ser así para sentirnos seguros», apunta.
El primer paso parece marcado. A partir de ahí, Pacheta cree en la reacción del equipo. «Todo se reduce a dinámicas de grupo, que es lo más complicado de cambiar. El problema aumenta en un equipo en el que sus jugadores son jóvenes, viven bien y tienen un prestigio social», subraya el burgalés.
El valor de la estrategia. No existen demasiadas referencias de Pacheta como entrenador. Su saldo se reduce a quince encuentros con el Numancia en Primera, pero muchos testigos de su labor señalan el trabajo a balón parado como una de sus obsesiones. «Alrededor del cincuenta por ciento de los goles llegan en jugadas de estrategia. Soy una persona con inquietudes y a veces me planteo si no se debería practicar la estrategia la mitad del tiempo de entrenamiento», asevera el técnico.
Para convertir a los azules en un conjunto potente a balón parado, Pacheta ha planificado la sesión de hoy en el Carlos Tartiere a puerta cerrada, una costumbre de la que no se hace uso desde los tiempos de Lobo Carrasco. «Necesito que el equipo se ejercite solo y ensaye la estrategia. No quiero dar ninguna pista al Eibar», se justifica.
Fuente: lne
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