Aitor Sanz, Moré, Negredo y Jandro saludan al público tras la victoria ante el Alavés
Mirar hacia arriba de la clasificación puede perturbar a más de uno. El oviedismo está demasiado acostumbrado a las decepciones como para dejar un resquicio para el optimismo. Pero las cifras no engañan. Desde que Pacheta ha tomado el mando de la nave azul el equipo cuenta sus partidos por éxitos, con la salvedad del empate ante el Peña Sport. La afición sueña, pero los límites del calendario son demasiado estrechos como para pensar en las metas más ambiciosas.La racha en la que ha entrado el equipo de Pacheta recuerda a la experimentada el año pasado. Con la llegada de Pichi Lucas al banquillo los azules protagonizaron hasta tres dinámicas similares a la actual. La primera se produjo entre las jornadas 14 y 18 (13 puntos de 15 posibles), la segunda entre la 23 y la 27 (con cinco victorias consecutivas) y la tercera entre la 33 y la 37 (también con 13 puntos en cinco encuentros). Las ocho jornadas que restan de calendario parecen el único obstáculo para comparar ambas trayectorias.
El Oviedo es ahora mismo duodécimo en la clasificación tras acumular cinco jornadas sin perder, con cuatro victorias y un empate. La dinámica positiva ha servido para alejar el fantasma del descenso pero no ha supuesto un cambio significativo respecto a las posiciones punteras. Cuando Pacheta se hizo cargo del equipo, el Oviedo navegaba a 15 puntos del cuarto clasificado. Cinco jornadas después, con 13 puntos más en el zurrón, los azules se sitúan a 12 puntos de los puestos de liguilla de ascenso.
La tranquilidad llega cuando se analizan los dígitos respecto a los equipos de abajo. La última derrota de José Manuel Martínez en el banquillo azul situó al equipo empatado con La Muela -que ocupaba el puesto de promoción de descenso- y a tan sólo un punto del descenso directo. Tras la victoria ante el Alavés, los de Pacheta alejan el descenso a diez puntos y la promoción a nueve.
Sin objetivos aparentes en el horizonte, una nueva corriente se ha instalado en el club. La Copa del Rey parece un objetivo demasiado goloso como para dejarlo escapar. Sus beneficios, sobre todo económicos, se sitúan ahora a una distancia no tan lejana.
La Copa del Rey la disputan todos los equipos de Primera y Segunda División y los campeones de Tercera, excluyendo los filiales. En Segunda B tienen derecho a participar los cinco primeros clasificados de cada grupo, sin contar filiales, y los dos siguientes equipos de la categoría con mayor número de puntos (en estos momentos, Alicante -grupo tercero- y Écija -grupo cuarto- ocuparían estas dos plazas con 48 puntos). La vía directa del Oviedo para alcanzar este objetivo está ahora a siete puntos. El Logroñés es en estos momentos el conjunto con acceso directo a la Copa.
En las cábalas tampoco falta la visión más optimista. El cuarto clasificado, el Real Unión, está ahora a doce puntos, pero a nadie se le escapa que el equipo vasco tiene que visitar el Tartiere en la última jornada. Una hipotética victoria azul dejaría el objetivo en nueve puntos a remontar en el resto de las siete jornadas. Este sábado, el Real Unión visita al líder, el Éibar. Un tropiezo del conjunto irundarra unido a un éxito azul dejaría el máximo objetivo a seis puntos virtuales. Entonces, el optimismo se dispararía. Pacheta prefiere olvidar las cábalas y centrarse en el Lemona. Es parte del método que tan buenos resultados está brindando.
Fuente: lne
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