Pacheta, ayer, después del entrenamiento en el Requexón
José Rojo 'Pacheta' (Salas de los Infantes, Burgos, 1968) es un hombre de ideas claras. Su forma de hablar lo corrobora. Con la mirada fija en los ojos de su interlocutor, su expresividad añade más vehemencia a sus frases. La coletilla de repetir insistentemente ciertas ideas refuerza su capacidad persuasiva.
Cuando fue nombrado entrenador del Oviedo, pocos recordaban su experiencia como entrenador. La mayoría sí tenía presente su paso por Primera con el Espanyol y el Numancia. «Mi momento de más fama llegó cuando fui portada del álbum de cromos de Panini», comenta en un momento distendido. A sus 42 años, Pacheta mantiene la figura estilizada que mostró por los campos de Primera. Sus tres días semanales de ejercicio (la bicicleta y el pádel ocupan sus momentos de ocio) lo mantienen en forma. Una semana después de asumir el cargo es el momento para un primer análisis a fondo.
–En un reciente coloquio afirmó que su vida había cambiado por completo en la última semana.
–Vuelvo a estar en la vorágine del fútbol. No puede ser de otra manera.
–Y con un debut con victoria.
–Eso siempre facilita el trabajo. El aprendizaje con buenos resultados es más sencillo. Me quedo con que el equipo transmitió fuerza.
–Parece que el «método Pacheta» surte efecto.
–Los futbolistas son los protagonistas de la victoria. Yo quiero que transmitan ilusión. Lo del «método Pacheta» tengo que reconocer que me supera. Mi metodología consiste simplemente en sacar las virtudes de mi plantilla. Si contamos con gente fuerte y rápida arriba y potente en el juego aéreo atrás, debemos aprovechar esas virtudes.
–¿Cómo se produce su llegada al Oviedo?
–Me llamó José Manuel Martínez la semana pasada. Era por la noche y me quedé bastante sorprendido. Luego comprendí que la situación era muy motivadora. Llevo veinte años ligado al fútbol profesional y el Oviedo tiene una estructura que se asemeja a lo que he vivido.
–¿Tiene la impresión de que no era la primera opción para el banquillo?
–Me trae sin cuidado. Me da igual si antes se habló con otros entrenadores. Sólo me centro en el trabajo, mi vida se rodea de optimismo.
–Acepta el cargo y el miércoles llega al vestuario. ¿Qué les dijo a los jugadores, que salieron encantados de la reunión?
–Simplemente me presenté y les mandé un mensaje conciso. Tenemos que creer que somos buenos. Les expliqué que nos encontrábamos en una situación complicada, con muchas dudas, pero que teníamos que creer en nosotros. Mi trabajo es darles las herramientas necesarias para que las virtudes afloren.
–Cuando se anunció su contratación, muchos pusieron en duda su capacidad por su escasa experiencia en los banquillos.
–Cada uno es libre de opinar lo que quiera, luego será el tiempo el que dé y quite razones. Yo sólo me centro en convencer a los jugadores de que mi mensaje es lo mejor para el Oviedo.
–En su presentación afirmó que le gustaba el diálogo pero que cuando hay que dar palos los da sin control.
–Sí, ya me han informado de que fue muy comentado (risas). El palo puede llegar en cualquier momento, pero es más efectivo el diálogo. Como explicó una vez Jorge Valdano, la gente madura necesita diálogo; la inmadura, palo. El vestuario del Oviedo está formado por gente madura, así que predominará el diálogo.
–Su experiencia como futbolista sí lo avala.
–Quizás haya ayudado en el vestuario. El recibimiento de todos los estamentos del club ha sido excepcional. Incluso agradezco el trabajo iniciado por los anteriores entrenadores. Estoy recogiendo lo que ellos habían sembrado.
Fuente: ROCF
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